CARAMBA LUIS....
Por Ing. Rafael Damiron.
Expresidente de la FDA.
¨Luego de la primera dosis de quimio vendrá un intervalo de 21
días…. así que tendré tiempo para irme a jugar el Torneo Open de Philadelphia,
y regresar...¨ Esas fueron las últimas palabras, llenas de optimismo, que le
escuché pronunciar hace unos días a mi entrañable amigo Luis Belliard. Medio
despierto esta mañana, recibí la llamada de su hijo para darme la triste
noticia que me dejó casi aturdido. Sin parpadear siquiera pasaron por mi mente
un montón de vivencias
y recuerdos de más de 50 años compartidos en estrecha hermandad y compañerismo.
Nos conocimos
como integrantes de un grupo de jóvenes que aprendieron ajedrez durante los
días de la guerra de 1965. Contemporáneos como éramos los dos, iniciamos una amistad
a través del tablero, que se fue consolidando al compartir la lucha por
promover y organizar esa actividad que practicaba en el país un puñado de
personas en ese entonces. Tuvimos excelentes mentores que nos orientaron
durante el aprendizaje, y que con su ejemplo nos transmitieron valores que
forjaron a los jóvenes ajedrecistas de esa generación, quienes en su mayoría
lograron convertirse en exitosos profesionales y hombres de bien.
Luis,
con su excepcional talento ajedrecístico, muy pronto se convirtió en la
insignia del grupo al iniciar la década de los 70, ganando dos Campeonatos
Nacionales consecutivos, que marcarían una nueva era para el ajedrez
dominicano. Probablemente, la carrera ajedrecística de Luis haya sido hasta
ahora la más larga en nuestro país, matizada con importantes actuaciones
internacionales, y permaneciendo siempre en los más altos planos competitivos,
gracias a su estudio infatigable de los intríngulis del ajedrez. Pero lo más
importante fue que su pasión por el ajedrez marchó de la mano con su formación
profesional como ingeniero agrónomo, especializándose posteriormente en Francia
en el área de fitopatología.
Tuvo tiempo también para desarrollar una
prolongada carrera académica como profesor y decano de su facultad en la UASD, donde
logró montar con éxito varios eventos internacionales de su amado ajedrez.
Presidió en tres ocasiones la Federación y de ese modo, Luis pudo hacer lo que
a todos nos parecía imposible en ajedrez: “organizar y jugar bien, al mismo
tiempo, sin descuidar la actividad profesional”.
Quienes
tuvimos el privilegio de conocer a Luis durante tanto tiempo, pudimos disfrutar
de un amigo muy especial, siempre dispuesto y solidario ante cualquier
situación. Su consejo y su mano generosa siempre estuvieron presentes cuando
sus amigos lo necesitaron, compartiendo nuestras ansiedades ante cualquier
aflicción o problema de salud. El coraje, la racionalidad y la firmeza con que
afrontaba los asuntos, le hicieron merecedor de la confianza de sus amigos,
quienes tuvimos siempre en él a un excelente colaborador y consejero.
CARAMBA
LUIS, qué difícil habrá de ser acostumbrarnos a la ausencia de tu pausada voz,
y de tus juicios sabios y serenos.
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