OPINIÓN- ¡la inminencia de nuestro triunfo!
En los caminos de los batallares por nuestro triunfo, he
encontrando interrogantes, que se le ocurren a personas conocidas y a personas
no conocidas. Esas interrogantes merecen respuestas claras.
Nuestro proyecto, Still Pérez Diputado 2020, está cimentado en
la transparencia, de la cabeza a los pies, a nadie le cabe la menor sombra de
duda. Nuestros valores, honradez, honestidad, generosidad, solidaridad, son
firmes, el tiempo por nosotros recorrido, a lo largo de nuestra vida, lo
corroboran.
A mis 12 años, me hice un hombre, empecé a ejercer mi primer
empleo. Éste, como los otros que tuve, no fue un empleo físico ni forzado,
puesto que siempre me he dedicado a hacer lo que he querido, a hacer lo que me
apasiona.
Al ganar mi segundo torneo
de Ajedrez en la provincia Barahona, con apenas 3 meses de haber empezado a
estudiar el deporte ciencia, la Asociación de Ajedrez de Barahona gestionó una
subvención ante el Ayuntamiento Municipal de Barahona, administrado para
entonces por el señor Luis Virgilio Reyes, una muralla de seriedad. Esto fue en
el 1998, aunque el evento fue ganado por mí en diciembre de 1997.
Modesto Peña, presidente de entonces de la Asociación de Ajedrez
de Barahona y mi maestro, me recomendó que invirtiera esa subvención en algún
curso, ya que me serviría de mucho en mi formación. Me inscribí en el único instituto de computadoras de entonces: el Instituto de Computadoras Locales
(COMPUTALO). Ya tenía un mes estudiando computadora en otro instituto, en el
que tuve como profesor a Rumery Pérez (Palito), donde aprendí muy bien los
fundamentos de la computación.
Al ingresar a COMPUTALO, lo
cual se hizo posible gracias a la subvención lograda por mi triunfo en el
ajedrez, tuve mayores oportunidades, debido a la más amplia apertura para el
uso de los equipos y la más avanzada tecnología que había. Mi horario era
lunes, miércoles y viernes, pero yo iba diario, hasta los sábados y domingo.
El primer programa constaba de 6 meses de tiempo, espacio en que
debía ver Ms-Dos, Lotus 123, D'base, World Perfect y Qbasic. Ya en tres meses
tenía una comprensión cabal del programa a estudiar.
Ante la falta de un maestro, Franmi Suero, el profesor que allí
tuve, muy bueno por cierto, me propuso que diera clases en ese instituto en el
que apenas era un estudiante. Acepté sin vacilación la propuesta debido al
reconocimiento que para mí significaba la misma. Ese fue mi primer empleo, el
que desarrollé con dedicación, disciplina y esmero, como todo lo que me ha gustado
en la vida. Lo dejé cuando quise, nunca tuve inconvenientes, ni con mis
compañeros ni con los alumnos míos, que eran adultos.
Por cuestiones naturales me convierto en locutor, con facilidad,
, logrando mi segundo empleo en las Emisoras de Empresas Radiofónicas, como
locutor noticioso. Esto fue a los 14 años, gracias a la visión del director y
maestro, ya fallecido, Tito J. Vargas, quien creyó en nuestro talento pese a mi
edad.
Desde entonces me he dedicado a trabajar, estudiar y competir,
en locución, ajedrez, derecho y todo aquello que implique algo que yo sepa
hacer bien y esté dentro del marco de la ley. He ganado dinero, mucho o poco,
haciendo lo que me gusta y con el apoyo de toda mi familia, siempre apegado a
lo ético, a lo correcto.
Al lanzar mis aspiraciones a diputado por la provincia, algunas
personas, ante la inminencia de nuestro triunfo, se preguntan y me preguntan
que dónde he conseguido dinero para aspirar a un cargo que implica tantos
recursos económicos.
Para ellos, mi respuesta es
simple: ¡trabajando y sudando!
Cuando no me alcanza con el trabajo, mis amigos me ayudan.
¡Hasta la victoria, siempre!
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